mientras la orilla se aleja en la botella
y la arena se licúa, grano a grano, ante mis ojos...
Así es, al fin, el desierto que has creado;
la vida cotidiana que cabalga en tus espaldas.
Y yo estoy ahí,
contemplando los charcos cenagosos que pueblan tus huellas...
Impertérrita.
Paralizada por la gorgona que llevas dentro.
Carmen Herrero
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