Título: Un
fragmento de eternidad
Autor:
Gregorio Muelas Bermúdez
Editorial:
Germanía
Género:
Poesía
Año de
publicación: 2014
Número de
páginas: 63
ISBN:
978-84-16044-33-7
La carrera literaria de Gregorio Muelas Bermúdez
(Sagunto, 1977), ha pasado de ser prometedora a constatarse como un valor
seguro. Su escritura, como trasunto de la vida, engloba sus debilidades, su
pensamiento, pero sobre todo, la honda preocupación por ese estigma que sobre
todos nosotros esculpe el Tiempo, la condición en fuga de estar vivo y saber
que la Muerte se aproxima. Gregorio Muelas, vehicula este poemario con el
criterio y orden musical de una sinfonía; la concepción de su poética está
suscrita a un germen musical, germen que durante el poemario se escenifica
minoritariamente en rimas consonantes y mayoritariamente en rimas asonantes.
El poeta valenciano Rafael Coloma, redacta un prólogo
notable en el que disecciona la estructura del poemario y a la vez confiesa encontrar
un existencialismo latente que hilvana los diferentes bloques que conforman
esta obra, un existencialismo que siempre subyace, vigoroso y reflexivo, en los
tres temas principales del poemario: la Música, el Tiempo y la Naturaleza; no
por nada, Coloma titula su prólogo de la siguiente manera: Música y paisaje.
En el año 2002, el escritor argentino Héctor A.
Piccoli, publica un libro titulado Manifiesto
fractal, en el cual propone a la comunidad literaria mundial, rescatar el
ritmo y la musicalidad en la poesía para contrarrestar esa prosificación o versolibrismo prevalente, que tanto daño
ha hecho a los contemporáneos amantes de la poesía clásica desde finales del
siglo XX hasta la actualidad. Gregorio Muelas se suma a ese llamamiento
abanderado por Piccoli y cultiva, entre otros formatos de su repertorio: la
métrica en forma de soneto blanco o clásico, la rima jotabé, el heptasílabo, el
verso libre y la asonancia.
El poemario comienza con un poema titulado Preludio que inaugura el discurso
poético con la palabra “nada”, curiosamente, podría considerarse a este poema
una bisagra que ensambla todo su simbolismo con el último poema del libro,
titulado Nada, formando un
final-principio recursivo y eviterno, constituyendo un viaje desde la Nada al
Todo, localizaciones donde la mirada del poeta revela su enamoramiento por la
Vida y su fascinación por su efímero milagro: Pero sé que todo es final, / que todo acaba, / que sólo existen los
instantes, / y que cada instante, / cíngulo del tiempo, / es un fragmento de
eternidad·
El primer bloque, titulado Aurora y agonía, se compone de dos sonetos -blanco y clásico
respectivamente- que narran, casi en tono bíblico, la “aurora” de la formación
del Universo, cuna y morada de la Música; y la “agonía” de la auto-coronación
de Luzbel, siniestro Ángel Caído, como Señor de la Nada. Ambos momentos, tienen
una importancia capital en la memoria del poeta, ya que, de esa culminación,
nace su percepción de la Vida como un curso dual y binario de fuerzas
complementarias, visión que vertebra el segundo bloque del poemario, Música en la oscuridad, pasaje que
comienza con estos esclarecedores versos: Toda
nota tiene su silencio. / También toda luz tiene su sombra.
El yo lírico de Gregorio Muelas, se ubica en
diferentes tribunas para pronunciar su alocución. En los sonetos: Música callada y Olas al fondo, utiliza la primera persona como ente presente y
exclamativo, mientras que en los poemas: Adagio,
Bruckner y Schubert Park, el foco
emisor de su poesía es un narrador omnipresente. Los magmas de su mundo
interior buscan, en todo momento, la forma más propicia para manifestarse. Ese
ejercicio de adecuación, aderezado con el poder magnético de algunos arcaísmos
que revelan un culturalismo, o relativismo posmoderno, denota una vasta formación
y vocación en un autor que ama, respeta y cree en el valor de la palabra.
El cuarto bloque lleva por título El peso de los días, una alusión a la obra poética del poeta Blas
Muñoz Pizarro, referente y amigo del autor, poeta al que además va dedicado uno
de los poemas del bloque, Otro cielo.
Pero también el título alude a ese agónico proceso de erosión que sufre el
habitante citadino de las grandes y caóticas urbes, la soledad, la
deshumanización, la prisa, una desazón reflejada perfectamente en poemas como Hoy: …entonces
entonan vítores los televisores / y vuelan altivos los sueños / de los vivos
murientes, / aquellos para los que el ayer no es más / que una borrosa
instantánea, / una sonrisa congelada, / y el día a día un futuro sin presente.
En el cuarto bloque, además de la sombra del tiempo,
incide argumentalmente una preocupación humanista, las descripciones del mundo
y sus pobladores dibujan un panorama descorazonador, donde los seres humanos
viven hastiados y llenos de carencias en un mundo desgastado y posmodernista. El
poeta encuentra únicamente en las alturas de la poesía, pero no de una poesía
cualquiera, sino de una poesía verdadera, auténtica, porque es forma de vida; una escalera hacia la
belleza, ese axis mundi desde el que
puede disertar sin ser juzgado, un lugar donde su alma de artista y su
conciencia de hombre pueden dialogar armónicamente y de esa eufonía mística emerge
su poemario, un poemario al que podríamos llamar exegético.
En el poema Refutación
a Adorno, la palabra poética es para Gregorio Muelas un arma para luchar
contra la injusticia y el olvido, un acto
de civilización contra la sumisión y la barbarie, un elemento clave para
defender, legar, constatar, vivir.
En el poema Pessoana,
el amor nos dice que siempre ha estado ahí y se revela como otra luz que
conquistar, otro arma que defender.
Ya en el quinto bloque, Apuntes de paisaje, como su propio nombre indica, es la Naturaleza
quien inspira unos versos contemplativos, evocadores, que describen la belleza
de un paisaje, el vuelo de un pájaro o un atardecer, al tiempo que inunda su
poesía de pensamiento, de dolor, de nostalgia. En estos breves poemas el autor
imprime siempre un ápice de esperanza; sus agrestes pinceladas dibujan una posible primavera en pleno otoño, un
camino alternativo que podemos transitar sin pesadumbre.
En definitiva, Un
fragmento de eternidad es un poemario atípico por su pluralidad de formatos
poéticos, valiente por su apuesta literaria -tan formal como conciliadora- y un
ensayo rico e ilustrador sobre el ser humano moderno y sus preocupaciones. Una
excusa perfecta para reflexionar sobre nosotros mismos y nuestro entorno en
este efímero lapso que es la vida. Su mensaje es un proyectil lanzado en dos
direcciones, al conocimiento y al corazón, un mensaje que sin duda encontrará
su destino en el amor y comprensión de los lectores.
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